El día de la Canonización tuvimos que levantarnos a las 3 y media de la mañana, a las cuatro estábamos todo el grupo andando hacia el Vaticano. Cuando llegamos a las puertas nos encontramos a un montón de gente de muchos países, especialmente polacos esperando a que abriesen las puertas para coger un buen sitio y poder ver bien al Papa, incluso, había gente que había dormido allí. La espera se hizo muy larga.
Cuando abrieron las puertas fue el momento mas duro pues todo el mundo se te echaba encima para adelantar posiciones , mi grupo y yo tuvimos que cogernos de la mano para no perdernos porque la gente te empujaba, había momentos que casi no podías ni respirar de lo tan pegada que estaba la gente a ti y ahí es cuando te das cuenta que la fe mueve montañas y que la gente es capaz de hacer cualquier cosa para estar mas cerca del Papa. Incluso hubieron peleas.
Mi grupo y yo tuvimos mucha suerte, encontramos un sitio donde sentarnos y además estábamos en frente de una pantalla para poder ver bien la misa , no llegamos a entrar en la Plaza de San Pedro, pero no le dimos importancia puesto que mas cerca o mas lejos el Papa estaba allí y también por seguridad , había una masa de gente intentando entrar en la Plaza.
Cuando ya estábamos sentados era muy pronto y todavía faltaban muchas horas para que apareciera el Papa, algunos se ponían a desayunar , otros se tumbaban , habíamos dormido como mucho dos horas y el cansancio empezaba ha afectar a la gente, otros buscaban un baño desesperadamente entre ellos yo, otros hablaban de como estaba siendo su experiencia.
Por fin llegó el Papa y empezó la misa, todo el mundo estaba emocionado y aplaudiendo. Aunque no entendía nada me daba igual, ya con el echo de estar allí y poder asistir a una misa del Papa me bastaba.
A pesar de que no dormí , las muchísimas horas de autobús creo que esta experiencia a sido muy bonita y que valoro mucho haber podido estar allí pues hay mucha gente que no a tenido la oportunidad o no ha podido.
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